Otro de los temas recurrentes en los foros de los cursos de la plataforma Scrum Manager donde colaboro es la identidad que se presupone entre las metodologías clásicas y el exceso de burocracia. En mi experiencia, este exceso de burocracia suele estar más ligado a una comprensión erronea de un modelo o una metodología clásica que al propio modelo o metodología en si mismo.
Si comprendemos los objetivos del modelo o metodología a implantar, y nos acercamos a él desde una perspectiva abierta a la innovación, en la mayoría de los casos es posible disminuir notablemente el exceso de burocracia (por ejemplo, a través del uso de herramientas que permitan contemplar los diferentes aspectos de un proyecto en vez de tratar estos aspectos mediante la redacción de tediosos documentos).
Además, hay un error bastante común a la hora de abordar una metodología, y es el medir el nivel de aplicación de la misma en función del número de documentos redactados supuestamente exigidos por dicha metodología. Pero, y aquí lanzo una pregunta retórica: ¿si lo único que busca una metodología es que se redacten ciertos documentos, no sería posible simplificarla eliminando descripciones de actividades y tareas y dejándola símplemente como un listado de documentos que tuvieran que hacerse?
De nuevo basándome en la experiencia, los documentos por sí mismos no tienen (o no deberían tener) ningún sentido, ya que lo que en realidad nos piden estas metodologías (o en el peor de los casos nos exigen) es que realicemos ciertas actividades. Si tras realizar estas actividades, y de forma natural, documentamos el desarrollo de las mismas y los resultados obtenidos, dispondremos sin mayor esfuerzo -y con mejores resultados- de los documentos que nos permitirán documentar (valga la redundancia) los aspectos claves de nuestro Proyecto (el análisis, el diseño, ...).
Y que quieres que te diga, pero el dejar documentado lo que se ha hecho creo que es algo que, para considerarnos verdaderos profesionales, deberíamos hacer ya estemos aplicando un modelo o una metodología "clásica" o "ágil".
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