Una de las reflexiones que he realizado en la última edición del curso de Scrum Manager en el que colaboro ha estado referida a las que considero las claves de las estimaciones de esfuerzo. Y es que no debemos olvidar, cuando trabajamos con estas estimaciones, que estas son únicamente un valor aproximado de lo que, partiendo de la información de la que disponemos en un momento determinado, creemos que se tardará en realizar un determinado trabajo.
Me gustaría remarcar como claves el hecho de hablar de valor aproximado y de creemos que tardaremos. Estos dos aspectos es muy importante que los tengamos claros a la hora de trasladar al Cliente el resultado del proceso de estimación, sea este el que sea, para que el Cliente no se haga falsas ilusiones.
Además, tampoco debemos obviar el aspecto que intento indicar al incluir el texto partiendo de la información de la que disponemos en un momento determinado en el primer párrafo, y es que, cuanta menos información tengamos, es de esperar que la estimación dada tenga un margen de error mayor.
Si por ejemplo nos piden una estimación de esfuerzo en el momento en que se está redactando una oferta (el cliente sólo nos ha dado un esbozo de lo que quiere), o por ejemplo cuando se estiman las Historias de Usuario del Product Backlog, es posible que estemos trabajando con unos márgenes de error de entre un -30% y un +50%, mientras que al estimar las H.U. que atacaremos en el próximo Sprint (la próxima iteración) de Scrum, ese margen de error, teniendo en cuenta que antes de dar un valor trataremos de llegar al detalle de lo que esconde dicha H.U., tendrá que disminuir a, digamos, unos valores entre el -5% y el 10% (los porcentajes indicados son méramente orientativos).
Teniendo en cuenta estos aspectos, ¿no queda mucho más claro qué es una estimación de esfuerzo y qué podemos esperar de ella?
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